martes, 29 de septiembre de 2009

VIAJE AL SALVADOR, país de contrastes I

En julio viajé a El Salvador para ver sobre el terreno como se estaba desarrollando el proyecto par poder contarlo y mostrarlo a las personas que están colaborando desde aquí.
La belleza y el calor de este pueblo te azotan el rostro nada más llegar. Sus volcanes, sus cultivos de maíz y frijoles, sus cielos azules. Pero sobre todo sus gentes cálidas y acogedoras.
Como la niña Rufina. "Niña" es palabra de respeto para las mujeres mayores. Y la niña Rufina merece el mayor de los respetos. Ya en los campos de refugiados, en los ochenta, trabajó por su pueblo, implicándose en los temas sociales de la comunidad refugiada. No tiene niguna formación académica, pero tiene un corazón grande y dispuesto. Ahora, veintitantos años después, comprobé que sigue implicada en su cantón, generosa y colaboradora. Fue una alegría, para las dos, volvernos a encontrar.
Y que decir de sus ríos, tan bellos y tan contaminados. San Salvador y todos los pueblos y ciudades de El Salvador vierten en ellos sus aguas sucias. No se depura nada. Así los ríos reciben todo tipo de resíduos.

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